
“GILA Y EL CLÁSICO (I Parte)
¡El futbol y la guerra se llevan bien! Son capaces los hombres y los ejércitos de detener sus tanques, descansar sus armas y hacer una tregua de dos horas para escuchar o ver un partido de fútbol. No en vano en un rectángulo se dirimen diferencias no solo futboleras… También está en juego el honor de defender unos colores, una ciudad o un país, además del tremendo orgullo que significa derrotar al acérrimo enemigo
Miguel Gila, un madrileño de Chamberí (1919-2001), durante más de medio siglo deleitó a millones de hispano parlantes con sus actuaciones surrealistas “en vivo”. Su vida en el exilio y después en España fue referenciada. En Julio de 1936, en plena Guerra civil española, en el Viso de los Pedroches (Córdoba) fue puesto frente a un pelotón de ejecución y logró salvar la vida. El fusilamiento se produjo al anochecer de un día lluvioso y los integrantes del piquete estaban borrachos, por lo que no le acertaron los disparos. Gila se hizo “el muerto” y logró sobrevivir. En su libro de memorias “Y entonces nací yo. Memorias para desmemoriados” (1995) relata así aquel episodio: «Nos fusilaron al anochecer; nos fusilaron mal. El piquete de ejecución lo componían un grupo de moros con el estómago lleno de vino, la boca llena de gritos de júbilo y carcajadas, las manos apretando el cuello de las gallinas robadas con el ya mencionado Ábrete Sésamo de los vencedores de batallas. El frío y la lluvia calaban los huesos. Y allí mismo, delante de un pequeño terraplén y sin la formalidad de un fusilamiento, sin esa voz de mando que grita: `¡Apunten!, ¡fuego!´, apretaron el gatillo de sus fusiles y caímos unos sobre otros. Catorce saltos grotescos en aquel frío atardecer del mes de diciembre. Las gallinas tuvieron poco tiempo para respirar, el que emplearon los del piquete de ejecución en apretar sus gatillos. Y sobre la tierra empapada por la lluvia, nuestros cuerpos agotados de luchar día a día». De esa salí vivo… Me mataron mal”, apostillaba y se carcajeaba Gila. Y de su vida y penurias hizo los mejores monólogos de la historia. Actuaba simplemente con un casco de militar, un fusil oxidado y un teléfono para llamar al enemigo.
Miguel Gila, en su desparpajo paraba la guerra para escuchar el partido. Conseguía una tregua entre los dos ejércitos: el suyo y el del enemigo. Llamaba por teléfono y preguntaba: “¿Usted quién es? ¡Ah, es el Sargento! A sus ordenes mi Sargento… Es para saber a qué hora van a avanzar… Y no lo pueden atrasar… Es que queremos escuchar el partido… Juegan el `Madrí´ y el Barça” Al final se ponían de acuerdo los dos bandos y atrasaban la guerra.
F.C. Barcelona vrs Real Madrid C.F. “El partido del siglo” o “El Clásico” Ese que detiene la vida de más de tres mil millones de personas en el planeta tierra. Justo el encuentro entre dos rivales centenarios que divide pasiones: “les culés” frente a “los merengues”
Mañana seguimos…