
“PURITICA ESCORIA”
¡Que viva la Pepa! (Juanito Martin. Q.e.p.d.)
Haciendo breve acopio de sus antecedentes, y su transito por el deporte, amén de gestiones realizadas, se llega a una fácil conclusión: “Son puritica escoria”
Todos “tienen rabo”. Basta escudriñar; tampoco demasiado, pues ni siquiera esconden sus vergüenzas, sino más bien las airean al sol y sus pasos dejan huellas delicuenciales.
Si fueran abogados -y no faltará quien lo sea- serían especialistas en realizar matrimonios ficticios entre “gringos” y humildes muchachas de la zona, que a cambio de unos dólares se prestan para el supuesto evento. Los beneficios colaterales son para el cliente y el profesional corrupto; todo ante la sospecha del funcionario de turno, que de una u otra manera (sabrá porqué) se da cuenta del ilícito, pero “mira para otro lado”, escudándose en una ley permisiva, pero no tramitando (como es su deber) la denuncia, ante la sospecha de ser un acto en el que el protagonista de la toga es experto y recurrente.
Si fueran pulperos, sus alimentos estarían adquiridos “bajo cuerda y de contrabando”; incluso con fecha de caducidad vencida y, los más, con ausencia de factura. De momento les ha ido casi siempre bien, ante el “despiste” o carencia de personal del órgano regulador: empero, de vez en cuando alguno de sus proveedores “es cazado” en carretera con la mercaderia robada o sin realizar el pago de impuestos. La consecuencia es una: esa semana habrá carencia en “el súper” de algun producto, pero la semana siguiente estará regulado el abastecimiento. O sea, la cadena funciona.
Si vendieran carros, estos tendrían anomalías mecánicas disimuladas, el cuentakilometos adulterado y a la hora de pasar la revisión técnica -tiempo después-, le pondrían el sello de “falta grave”, con el desespero de quién pensó “que compró una ganga”, cuando en realidad fue objeto de estafa y sin poder recurrir, dado que expiró la garantía y ello valida la “legalidad” del contrato de venta con… las condiciones aceptadas por el cliente.
Si fueran dirigentes (alguno es) se las arreglarian para integrarse en algún cuerpo colegiado del “clan”, obtener ingresos no confesables, introducirse en una delegación y apropiarse de los viáticos de los protagonistas. Lo anterior a cambio de autenticar, con votación fraudulenta, hechos ilegales, personerias falsas y manipular resultados o campeonatos.
¡Qué viva la Pepa”, diría Juanito Martín (q.e.p.d.) Ellos “ni ´coloraos´ se ponen” y ahí siguen… Merodean, pululan y maquinan, hasta meter la mano en la bolsa ajena: su oficio.